viajerapunzel

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lunes, 16 de abril de 2018

Oviedo

Ciudad de interior, que conocimos de paso a nuestra visita de Gijón.
Comenzamos subiendo al Monte Naranco, conocido por el Cristo Redentor que "vigila" la ciudad. 
En nuestro caso (y suele ser bastante común) había niebla y no pudimos disfrutar de las vistas desde lo alto.





Por la carretera que lleva hasta arriba, es habitual el trasiego de ciclistas y gente a pie, asi que cuidado, porque no es un paso muy ancho y si encima el tiempo no acompaña, la visibilidad se reduce bastante.



Ya, a ras de la ciudad comenzamos la visita por el centro. Entramos por la Plaza de la Constitución, donde se encuentra el Ayuntamiento y enlazamos con la Plaza Trascorrales hasta llegar a la Catedral de Oviedo.



Cerca está la Plaza de Porlier y el Palacio del Conde de Toreno, pero estos sitios, para mi gusto, son prescindibles.




Antes de culminar la visita, es parada obligada el Teatro Campoamor y la Plaza de la Escandalera; una de las zonas de más ambiente comercial de Oviedo.


Para terminar, llegamos al Parque San Francisco, un pulmón en plena ciudad donde los árboles te resguardan del ajetreo.
En su interior hay varios estanques con patos, pavos reales y cisnes, así como el Pórtico de San Francisco, algunos columpios y terrazas para tomar algo.
Mítica es la visita a la pequeña estatua de Mafalda que está sentada en un banco. No es muy grande, asi que... encuéntrala!





En una de las calles de enfrente al parque (C/ Milicias Nacionales) está la estatua de Woody Allen. 

Para comer... qué deciros? El postre típico son los Carbayones 😛