Para mi gusto, "la niña bonita" del Pais Vasco Francés.
Tiene de todo: playa, ambiente, monumentos, paseo... todos los ingredientes
para que sea una gran visita.
Empezamos comiendo en el Faro. Unas vistas inmejorables con bastante
tranquilidad.
Para bajar la comida, subimos al Faro (ojo: son casi 280 escalones en espiral y
aparte hay que pagar 2.5€). Eso sí, aunque el trayecto sea largo y pesado
cuando llegas a ver la luz de la calle, se olvida todo.
Un paisaje azul y extenso, una costa que sigue para ambos lados... No sé, creo
que hay cosas que no se pueden explicar.
Hay gente que para ver el Faro sube andando desde la playa. En realidad no
está lejos, pero si a esa subida le tienes que añadir la del propio Faro... es algo que tenéis que tener en cuenta.
Bajando ya a lo que es la playa (y en definitiva, el centro también) nos
encontramos con el problema de aparcar.
La gente se rifa los sitios y muchos parkings de pago están completos... asi
que suerte con la misión de dejar el coche, porque no puedo daros ningún tipo
de consejo.
Anduvimos por el paseo (bastante complejo con toda la gente que había, y eso
que es ancho).
En uno de los extremos está el Hotel du Palais (actualmente un Hotel de 5* que
sobresale encima del mar y que supongo que muy pocos pueden permitirse).
Justo detrás está la Iglesia Ortodoxa
En el otro extremo de
la playa comienza otro paseo que te va llevando a varias "calas" y
zonas de rocas, entre las que se encuentra el Port Vieux (con pequeñas y
antiguas casas de pescadores pero muy bien cuidadas) y la Roca de la Virgen
(hay unas pasarelas sobre el agua que comunican las rocas hasta llegar a la
virgen). Enfrente de la pasarela se encuentra el aquarium de Biarritz.
Para bañarse recomiendo mucho más esta parte, si lo
que buscas es tranquilidad, ya que la propia playa, con buen tiempo parece Benidorm.