Todos conocemos Marbella por ser uno de los centros neurálgicos veraniegos de gente rica y/o famosa.
Pero más allá de Puerto Banús, los yates inmensos, las tiendas de firmas de gran lujo y los restaurantes donde te cobran hasta por respirar; está el casco antiguo de Marbella.
Si bien no es como el típico pueblo con iglesias (alguna habrá) y monumentos, tiene ese encanto de los pueblos andaluces, con sus calles estrechas, sus fuentes para refrescar el imposible calor del Sur y sus balcones floreados.
Por norma general, las calles no son anchas. Esto se dificulta además cuando, en verano, todos los bares/restaurantes sacan su despliegue de terrazas y se encuentra todo más apiñado.
El precio para tomar algo no es como en Puerto Banús, pero tampoco vamos a decir que es barato.
El problema de la Costa del Sol en general, es que está muy enfocado al turismo extranjero, y a la hora de comer/cenar se nota.
La parte antigua de Marbella se junta con el paseo marítimo a través de una ancha avenida que va a parar a la playa.
En cualquier caso, es un sitio muy agradable, tanto para pasear por el puerto, como para conocer el Casco Antiguo.
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