Está dividida en 2 partes por así decirlo: una de ellas es el pueblo, donde mayor vida hacen los lugareños (sin nada llamativo); y por otro lado, la ciudad medieval, la parte turística y que parece que inspiro los castillos Disney.
Para llegar ahí, tendrás que ir dirección "La Cité".
Al igual que en otros pueblos franceses con los que nos hemos ido tropezando, el encanto no está en sí en los monumentos, sino en pasear alrededor de su muralla y recorrer las misteriosas calles de esta zona.
Es un sitio con muchísimo ambiente y turismo. Hay multitud de restaurantes y tiendas (sobre todo de souvenirs).
Aquí la gente ya empieza a hablar español y catalán, cosa que va dejando de ocurrir a medida que te alejas de la frontera con España.
En el interior de sus murallas está el castillo (entrar cuesta unos 8.50€) y la Basílica de Saint Nazaire.
Cabe destacar que "La Cité" está amurallada y se puede bordear completamente y, en algunos puntos, andar sobre la propia muralla.
La Cité está en lo alto, por lo que aparcar en las partes bajas de la ciudad es más fácil y económico.
Hay varios parking públicos.
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