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domingo, 25 de marzo de 2018

Tossa de Mar

Pueblo mayormente de turismo playero.
No es muy grande y las calles del centro son muy estrechas, estando restringido el paso para coches durante el verano, cuando su población se multiplica con los turistas. Gracias a ésto, se puede pasear tranquilamente por el pueblo.
Su sello es el castillo y la muralla. Subir es gratuito y las vistas hacia el mar y la costa son impresionantes.
El castillo en sí está casi derruido, pero la muralla está prácticamente intacta.



A pesar de ser un lugar pequeño, hay gran variedad de restaurantes, terrazas y lugares para tomar algo, con mucho ambiente a cualquier hora del día.
Tiene todo tipo de servicios: super, gasolinera, estación de autobuses, etc.
La playa es de arena fina, no muy larga y en verano bastante masificada.
En los extremos hay rocas, que están un poco menos "pobladas" y se puede estar más tranquilo. Es recomendable, por no decir imprescindible, llevar escarpines. 
La gente aprovecha esa zona sobre todo para hacer snorkel, pero también es factible bañarse. 
El único "contra" que le veo a esta playa es que hay en medio un carril habilitado para barquitos (de fiesta, de vista submarina, etc) que están continuamente yendo y viniendo. 
Aun así, el agua es transparente y cristalina, lo que hace el baño muy agradable porque puedes ver todo. Hacía tiempo que no disfrutaba de un agua tan clara.
Al otro lado del castillo hay una pequeña cala, pero tarda poco en llenarse...
El tema aparcamiento es complejo, pero hay 3 parkings de tierra (bastante llanos) a la entrada del pueblo y que te permite estar en el paseo en 5 minutos. 
Son de pago y tienen tarifas de día completo (creo recordar que no más de 7€).
Realmente merece la pena dejarlo ahí porque buscar sitio en otras calles, estándo la mitad del pueblo cortado, resulta un caos.
Es un lugar pequeñito y con encanto, ideal para desconectar y disfrutar de gastronomía y playa.






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