A pesar de llevar varios años veraneando en la provincia de Cádiz, nunca me había propuesto visitar la capital un poco más a fondo.
Sí recuerdo hace algunos veranos que estuve en las barbacoas de Carranza en la Playa de la Victoria, donde la gente saca su parrilla y su cena a la arena y pasan la noche comiendo y bebiendo; y lo único que finaliza la fiesta es el personal de limpieza que de madrugada tienen que dejar la playa a punto para por la mañana.
Suele ser sobre el 10 de Agosto cuando se juega el trofeo Ramón de Carranza.
Pero para hacer turismo, obviamente, es mejor de día.
Cádiz es una lengua de tierra con una avenida principal que la cruza, dejando mar a ambos lados.
Sí recuerdo hace algunos veranos que estuve en las barbacoas de Carranza en la Playa de la Victoria, donde la gente saca su parrilla y su cena a la arena y pasan la noche comiendo y bebiendo; y lo único que finaliza la fiesta es el personal de limpieza que de madrugada tienen que dejar la playa a punto para por la mañana.
Suele ser sobre el 10 de Agosto cuando se juega el trofeo Ramón de Carranza.
Pero para hacer turismo, obviamente, es mejor de día.
Cádiz es una lengua de tierra con una avenida principal que la cruza, dejando mar a ambos lados.
Tuvimos suerte y encontramos parking detrás de la Catedral, por lo que el casco histórico nos quedó muy a mano.
Nos adentramos entre las callejuelas que rodean la Catedral (la nueva) hasta que llegamos a la plaza que tiene delante y disfrutamos un poco de la vista.
En esta plaza también está la Iglesia de Santiago Apóstol.
Nos adentramos entre las callejuelas que rodean la Catedral (la nueva) hasta que llegamos a la plaza que tiene delante y disfrutamos un poco de la vista.
En esta plaza también está la Iglesia de Santiago Apóstol.
Antes de liarnos a patear lo que es el centro, decidimos bordear e ir a la orilla del mar hasta llegar al Castillo de San Sebastián, al que se accede a través del Puente Canal.
La entrada a este castillo es gratuita pero tuve la mala suerte de que estaban montando conciertos y no se podía acceder
La famosa playa de la Caleta es la que une el Castillo de San Sebastián con el de Santa Catalina.
La playa es más bien de arena gruesa y en los laterales del Puente Canal hay numerosas piedras por las que la gente pasea y curiosea. También se hacen pequeños charquitos de agua clara que la gente aprovecha para bañarse.
El Castillo de Santa Catalina tiene entrada gratuita y se divide como en zonas. Desde sus murallas tienes vistas a La Caleta y a Puerto Real y El Puerto de Santa María.
Visto esto, cerca de aquí, en la Avda. Doctor Gómez Ulla y pegando con el Parador de Cádiz, se encuentra el Parque Genovés, un bonito recinto con vistas al mar y con alguna diversión para los más peques como cuevas, patos y un jardín botánico.
Después volvimos al centro. Para ello pasamos por la Plaza del Pino hasta llegar al Monumento de la Constitución de 1812 en Plaza de España, justo enfrente del Puerto.
Decidimos pasar también por el Oratorio de la Santa Cueva pero si es lo que vimos y no nos habíamos confunfido, no merece la pena.
Un par de calles más lejos está la Torre de Tavira, un lugar que se supone que tiene unas vistas privilegiadas, pero costaba 6 € subir (5€ reducida) y decidí darme el privilegio de ahorrármelo porque más o menos ya habíamos visto Cádiz desde varios sitios y no voy especialmente sobrada de dinero!
Pasamos por la Plaza Topete (Plaza de las Flores) pero me decepcionó un poco. Pensaba en algo como balcones floreados pero más bien se refiere a la venta de flores en quioscos y cuando pasé ya no estaban abiertos, por lo que ya la plaza no hacía honor a su nombre...
Por último, y antes de recoger el coche, vimos la antigua Catedral que ahora es la Iglesia de Santa Cruz y en la parte trasera, los restos del Templo Romano.
Están vallados y no se puede entrar.
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